El expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez genera amores y odios, pero pocas sentencias judiciales. El martes, un nuevo llamado de la Corte Suprema de Justicia vuelve a cercarlo a las salas de audiencias, esta vez en fase de indagación previa, recinto que ha visitado en más de una ocasión quien fuera el mandatario de los colombianos entre 2002 y 2010 y el político más influyente y cuestionado de este siglo en el país suramericano.

La sala de instrucción de la Corte esta vez lo vincula al caso de las escuchas ilegales por parte de la inteligencia militar, sucedidas en 2019, pero que se hicieron públicas el mes pasado, justo cuando los colombianos estaban bajo llave por cuenta del coronavirus. El escándalo se regó como pólvora pues las famosas escuchas ilegales o «perfilamientos», como son registrados en el documento publicado originalmente por la revista Semana, no solo fueron a políticos, periodistas locales e internacionales, defensores de derechos humanos y abogados, sino a uno de los asesores cercanos del propio presidente Iván Duque, el pupilo del hoy senador Uribe Vélez, a quien el partido que lidera llevó a la Casa de Nariño.

Toda esta historia de espionaje, intrigas y traiciones sale por capítulos, en ese clásico desgaste de la justicia colombiana que avanza poco, pero da mucho de qué hablar, no siempre para bien. Este nuevo llamamiento realmente se remonta a un anónimo que llegó a la Sala Especial de Instrucción de la Corte, a finales de 2019, correo electrónico que indicaba que esas escuchas tenían como destinatario final al expresidente Uribe.

De allí se desprende este llamado que, con fecha del pasado 15 de mayo, para el abogado de Uribe Vélez, Jaime Granados, no es más que una actuación rutinaria y «un escándalo mediático sobre un caso que, además de ser absolutamente inmeritorio, apenas obedece a un trámite normal de la justicia», dado que la Sala tiene la obligación de investigar todo lo que llega a sus manos.

Pero otras cosas piensan los detractores de Uribe, quien a su haber tiene 20 procesos en etapa preliminar y uno solo ha avanzado a etapa de instrucción por cuenta de la supuesta manipulación de testigos (soborno y fraude procesal) que habría hecho para que un exparamilitar no lo involucrara como parte del nacimiento de las Autodefensas en su departamento natal, Antioquia, un asunto que lo persigue desde hace años y sobre el cual se especula que tendría algún vínculo con estos ejércitos ilegales de derecha, tema en el que su hermano, Santiago Uribe Vélez sí está involucrado en un proceso, acusado por la Fiscalía de auspiciar a grupos paramilitares y crear a los infames Doce Apóstoles, juicio que se dilata a pesar de estar ya en etapa de proferir una sentencia definitiva.

El caso por manipulación de testigos está en pausa mientras el magistrado César Reyes Medina decide si vincula a Uribe Vélez formalmente al proceso penal, ordena su captura y lo llama a juicio, o si precluye. Este caso ha pasado ya por las manos de otros dos magistrados y es considerado como una papa caliente pues es el que más posibilidades tendría de llevar a Uribe Vélez ante los estrados, dado que las demás indagaciones preliminares vigentes están abiertas por denuncias de calumnia y difamación, principalmente.

El tema del supuesto interés de Uribe Vélez por las escuchas no es nuevo. En medio del revuelo, ha vuelto a surgir el recuento de la larga pelea entre la Corte Suprema de Justicia y el expresidente por cuenta de las chuzadas, como se le dice en Colombia a las oídas ilegales, que miembros de esa corporación sufrieran en tiempos de la presidencia de Uribe Vélez, precisamente los magistrados que llevaban los casos de acusación de su supuesto auspicio a las Autodefensas Unidas de Colombia, el más poderoso y violento grupo paramilitar del país, en épocas en que el senador fuera gobernador de Antioquia (1995- 1997). El mismo grupo con el cual durante su presidencia hizo una desmovilización, entre los años 2003 y 2006.

Fuente: ABC