Tras el veto a la Ley de Financiamiento Universitario por parte del presidente Javier Milei, algunos estudiantes de la Universidad de Buenos Aires (UBA) han optado por tomar tres facultades como forma de protesta.
Las Facultades de Filosofía y Letras, Psicología y Veterinarias fueron ocupadas, lo que agrava el ya delicado panorama de la educación superior en Argentina producto de años de desidia de los administradores de dichas universidades.
Lejos de buscar soluciones constructivas, la toma de las facultades interrumpe el normal desarrollo académico y afecta tanto a estudiantes como a docentes. Estas medidas radicales, que pretenden ser una forma de protesta ante el veto presidencial, terminan perjudicando a los propios alumnos que ven interrumpido su derecho a la educación.
Un conflicto que escala y amenaza con desestabilizar la educación pública
La marcha universitaria federal de la semana pasada fue una muestra de la creciente tensión, pero la decisión de tomar las sedes universitarias va más allá de una simple protesta pacífica.
Si bien el objetivo de los estudiantes es que el Congreso revierta el veto a la ley, estas acciones extremas complican aún más la situación y afectan a miles de alumnos que no pueden acceder a sus clases o rendir parciales de manera normal.
En lugar de generar espacios de diálogo, las tomas y ocupaciones de edificios públicos profundizan un conflicto que podría haberse abordado de manera más efectiva a través de vías institucionales.
El derecho a la educación queda en segundo plano ante medidas que no solo generan caos, sino que también deterioran el estado de las instalaciones universitarias.
Toma de Facultades: ¿justificable o una acción desmedida?
Las autoridades de la Facultad de Filosofía y Letras expresaron su preocupación por el cuidado del patrimonio de la institución y la seguridad de estudiantes y docentes.
Toma de universidades | La Derecha Diario
A pesar de los esfuerzos por mantener el orden, resulta evidente que la toma de las facultades, lejos de ser una solución, representa una medida que impacta negativamente tanto en la infraestructura como en el ambiente académico.
La movilización y la toma, ¿el camino correcto para defender la educación?
Mientras tanto, otros centros académicos como las Facultades de Ciencias Sociales y Exactas también han planificado acciones de protesta, como «semaforazos» y la colocación de banderas.
Aunque la intención es presionar a los legisladores para que reviertan el veto, la realidad es que estas medidas entorpecen el debate y ponen en riesgo la integridad del sistema educativo, en lugar de ofrecer soluciones concretas.
El impacto negativo de las tomas en la UBA
Las tomas de las facultades, lejos de ser una solución efectiva, generan más conflictos en el sistema educativo.
En lugar de abogar por un debate democrático y responsable, estas acciones radicales perjudican a estudiantes y docentes, además de desviar el foco del verdadero debate sobre cómo mejorar el funcionamiento y la transparencia de la educación pública en Argentina.
Fuente: Derecha Diario