La soledad crea un estado de angustia crónico y, a veces, de larga duración, que puede activar la respuesta fisiológica al estrés del cuerpo

Un estudio reciente advertía de que sentirse solo e infeliz envejece más que fumar. Ahora, en la misma línea, otra investigación asegura que la sensación de soledad aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, de acuerdo con un nuevo estudio publicado en 'Diabetologia', la revista de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes.

La investigación fue realizada por el profesor asociado Roger E. Henriksen y sus colegas de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Noruega Occidental. Además de examinar la asociación entre la soledad y el riesgo de desarrollar diabetes, analizó si la depresión y el insomnio también juegan un papel.

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Un creciente cuerpo de investigación apunta hacia un vínculo entre el estrés psicológico y el riesgo de una persona de desarrollar diabetes tipo 2. La soledad crea un estado de angustia crónico y, a veces, de larga duración que puede activar la respuesta fisiológica al estrés del cuerpo. Si bien los mecanismos exactos no se comprenden por completo, se cree que esta respuesta desempeña un papel central en el desarrollo de la diabetes a través de mecanismos como la resistencia temporal a la insulina provocada por niveles elevados de cortisol, la hormona del estrés.

Este proceso también implica cambios en la regulación del comportamiento alimentario por parte del cerebro, lo que provoca una mayor apetencia por los carbohidratos y, por tanto, niveles elevados de azúcar en la sangre. Estudios previos han encontrado una asociación entre la soledad y la alimentación poco saludable, incluido un mayor consumo de bebidas azucaradas y alimentos ricos en azúcares y grasas.

Los investigadores utilizaron datos del estudio HUNT, una colaboración entre el Centro de Investigación HUNT (Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología), el Consejo del Condado de Trøndelag, la Autoridad de Salud Regional de Noruega Central y el Instituto Noruego de Salud pública. Esta base de datos contiene la información de salud (a partir de cuestionarios autoinformados, exámenes médicos y muestras de sangre) de más de 230.000 personas y se obtuvo a través de cuatro encuestas de población: HUNT1 (1984-1986), HUNT2 (1995-1997), HUNT3 (2006-2008) y HUNT4 (2017-2019).

De 24.024 personas cuyos datos fueron tomados de HUNT2, 1.179 (4,9 %) desarrollaron diabetes tipo 2 durante el transcurso del estudio (1995-2019). Estos individuos tenían más probabilidades de ser hombres (59 % frente a 44 %) y tenían una edad media más alta (48 años frente a 43 años) que aquellos sin la enfermedad. También tenían más probabilidades de estar casados (73 % frente a 68 %) y tener el nivel de educación más bajo (35 % frente a 23 %). Los sentimientos de soledad fueron reportados por el 13% de los participantes.

El estudio encontró que los niveles más altos de soledad al inicio estaban fuertemente asociados con un mayor riesgo de diabetes tipo 2 cuando se midió 20 años después. Después de ajustar por edad, sexo y nivel educativo, encontraron que los participantes que respondieron «mucho» cuando se les preguntó si se habían sentido solos tenían el doble de probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 que aquellos que no se sentían solos. Un análisis posterior mostró que esta relación no se vio alterada por la presencia de depresión, insomnio al inicio del sueño o al final, aunque el equipo encontró evidencia de un vínculo con el insomnio de mantenimiento del sueño.

Aunque su estudio no examinó los mecanismos exactos involucrados, los investigadores señalan que el apoyo social, la influencia y el compromiso pueden tener efectos positivos en los comportamientos que promueven la salud. Por ejemplo, el consejo y el apoyo de un amigo pueden influir en las elecciones relacionadas con la salud de una persona y tener un efecto positivo en su dieta, nivel de actividad física y sentimientos generales de estrés. Menos lazos sociales y la falta de estas influencias positivas pueden hacer que las personas solitarias sean más vulnerables a comportamientos que podrían aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Los investigadores aconsejan que la soledad se incluya en las pautas clínicas relacionadas con la diabetes tipo 2. «Es importante que los proveedores de atención médica estén abiertos al diálogo sobre las preocupaciones de un individuo durante las consultas clínicas, incluso con respecto a la soledad y la interacción social», señalan.

Los autores recomiendan que se lleven a cabo más investigaciones sobre los mecanismos que intervienen en el vínculo entre la soledad y la diabetes tipo 2, así como los roles que desempeñan el insomnio y la depresión. «Las preguntas que deben responderse son hasta qué punto la soledad conduce a la activación de respuestas de estrés, hasta qué punto la soledad afecta el comportamiento relacionado con la salud y, lo que es más importante, cómo interactúan estas dos vías en términos de contribuir a un mayor riesgo de diabetes tipo 2», concluyen.

Fuente: ABC