Con un porcentaje de población vacunada contra el coronavirus del 80%, Portugal acude a las urnas con un moderado optimismo respecto a la situación sanitaria. Llega este domingo 26 de septiembre la hora de las elecciones municipales, dos años antes de que las legislativas determinen el nuevo panorama político posterior a la pandemia.

El dominio del Partido Socialista, liderado por el primer ministro, Antonio Costa, parece a salvo en un país donde la tasa de contagios ha caído hasta las 125 personas por cada 100.000 habitantes, una cantidad que invita a la esperanza, pues además la presión hospitalaria ha remitido de forma considerable.

Los sondeos indican que al PS parece beneficiarle la oposición errática realizada por los conservadores

del PSD, cuyo rostro visible es Rui Rio, incapaz de articular una alternativa creíble. Su estrategia nada beligerante con el Gobierno hace que se le vayan votos por el flanco derecho, con destino a Iniciativa Liberal y a Chega (equivalente portugués a Vox).

Su único plan en la práctica se asemeja mucho a esperar que los socialistas se desgasten a sí mismos. Esta es la nada alentadora realidad lusa, donde únicamente la fórmula presidencial de la cohabitación salvaguarda el equilibrio.

Los 308 ayuntamientos repartidos por todo el territorio del país vecino van a vivir una jornada intensa que tomará la temperatura actual a la fuerza (o no) del PSD en la arena política, toda vez que la anestesia socialista se ha debido inocular en el seno de un partido que continúa echando de menos a Pedro Passos Coelho.

Entre los temas más comentados de la campaña electoral, destacan las ciclovías, de actualidad en Lisboa pero consideradas una banalidad en el contexto que obligó incluso al Gobierno portugués a pedir ayuda a los médicos alemanes.

Los problemas urbanísticos de la céntrica Avenida de Almirante Reis, desde Intendente hasta Alameda, han salido a la luz con un protagonismo inusitado en los debates locales, siempre en formato a seis y con las discusiones dispersas, por obra y gracia de la gestión socialista.

Reforzado

Una de las voces políticas más equilibradas de Portugal, el exsecretario de Estado y hoy administrador de empresas lusoespañolas, Francisco Almeida Leite, analiza para ABC el panorama en el que se producen estos comicios: «El primer ministro, Antonio Costa, se vuelve hegemónico como ningún otro líder socialista, incluidos Mario Soares y José Sócrates. Le han arrebatado al Partido Comunista el control de importantes ayuntamientos, lo cual puede desembocar en un frenazo para el crecimiento del Bloco de Esquerda». Y añade: «Los socialistas aprovechan así la división de la derecha, donde Iniciativa Liberal y Chega le quitan votos al PSD, aunque con pocas posibilidades de conseguir el poder local. Costa puede salir reforzado de esta convocatoria electoral y sin ninguna oposición a la vista».

El certero bisturí de Almeida Leite no deja de extenderse con su habitual mesura: «Rui Rio está llamado a fracasar en todos sus objetivos porque no logró movilizar a buenos candidatos, a excepción de Lisboa, donde Carlos Moedas ha realizado una excelente campaña que podría catapultarlo a otros vuelos dentro de unos pocos años».

Sus palabras quedan refrendadas por el analista político Nuno Gouveia, quien apenas tiene dudas: «El Partido Socialista va a salir nuevamente victorioso.».

A su juicio, la única duda será la dimensión de su triunfo: «Las encuestas apuntan como favoritos a los socialistas en las ciudades más pobladas, como es el caso de Lisboa, Sintra o Vila Nova de Gaia (feudo de las bodegas del vino de Oporto), mientras que el PSD parece hacerse fuerte en sus bastiones de Braga y Cascais, además de Funchal. Y el independiente Rui Moreira se perfila como el ganador en Oporto».

Fuente: ABC