Tras reunirse en Kiev con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó el martes en rueda de prensa que «los acuerdos de Minsk son la única posibilidad capaz de lograr una paz sólida en Donbass», que fue lo mismo que le dijo el lunes a Macron el máximo dirigente ruso, Vladímir Putin. Según el presidente galo, Zelenski también comparte esa idea y, con el objetivo de su implementación, el jueves en Berlín se volverán a encontrar los emisarios del llamado Grupo de Normandía (Alemania, Francia, Rusia y Ucrania).

Putin le pidió a Macron en Moscú que hablara con Zelenski de su actitud ante los acuerdos de Minsk. Señaló además, que de ser necesario, ambos volverían a conversar por teléfono.

El presidente ruso afirmó que, de la respuesta que le diera Zelenski a Macron, dependería los pasos que Rusia dé en adelante.

Macron declaró también que su homólogo ruso le dio garantías de que «no habrá degradación de la situación ni escalada en la actual crisis (…) por causa de Rusia», lo que pone de manifiesto que el móvil de Moscú para una intervención sería que Kiev decidiera recuperar Donetsk y Lugansk (Donbass) por la fuerza y que su despliegue en la frontera tiene carácter fundamentalmente intimidatorio.

Según el presidente francés, «para mí, se trataba de impedir una escalada y abrir perspectivas nuevas (…) este objetivo se logró». «Ahora es posible hacer avanzar las negociaciones» entre Rusia y Ucrania en el marco del Cuarteto de Normandía, agregó. Matizó, no obstante, que resolver la actual crisis en torno a Ucrania «podría llevar todavía meses».

Sin compromiso del Kremlin

Sin embargo, Putin no se comprometió a retirar las tropas que tiene desplegadas junto a la frontera con Ucrania, extremo que el martes confirmó desde Moscú el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Zelenski, por su parte, subrayó que el presidente ruso puede decir lo que quiera, pero, según su opinión, «lo importante son los hechos».

El presidente ucraniano, que lleva meses detrás de lograr un encuentro con Putin, dijo tener la esperanza de lograrlo pronto en una cumbre del Grupo de Normandía. A este respecto, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, explicó el martes que «Rusia no rechaza una reunión entre los presidentes de Rusia y Ucrania». «Si tal reunión realmente contribuye a cortar este nudo gordiano (…) nos reuniríamos con quien fuese», dijo Peskov. Pero, según sus palabras, «no se entienden los objetivos específicos de un posible encuentro entre Putin y Zelenski».

El lunes, en presencia de Macron, Putin llamó a Ucrania «hermosa mía» y le instó a tener «paciencia» y cumplir los acuerdos de Minsk. Zelenski dijo el martes estar de acuerdo con que su tierra es «hermosa», pero discrepó con Putin en que Ucrania sea suya. El pasado 31 de enero, el secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania, Oleksiy Danílov, señaló que la implementación de los acuerdos de Minsk conduciría a la «destrucción» del país. Ya entonces, Peskov advirtió que, debido a ese posicionamiento de Kiev, «es difícil hablar de cumbres».

El lunes, sin ir más lejos, el Gobierno de Ucrania recordó que existen para ellos «tres líneas rojas»: ningún compromiso sobre la integridad territorial de Ucrania, ninguna negociación directa con los separatistas y ninguna injerencia en su política exterior. No obstante, según la interpretación de Moscú, los acuerdos de Minsk obligan indefectiblemente a sentarse a negociar con los rebeles separatistas de Donbass.

Problemas en el Donbass

Putin le dijo a Macron el lunes que Ucrania «dos veces intentó tomar por la fuerza Donbass» y «no quiere cumplir con los acuerdos de Minsk (…) ignora las opciones para un arreglo pacífico de la situación en Donbass». El presidente ruso llamó a los dirigentes ucranianos a «reunir coraje y comenzar a implementar los puntos especificados de los acuerdos de Minsk».

Putin ya le dijo a Macron a finales de enero que «el paquete de medidas de Minsk establecen que hay que mantener un diálogo directo con Donetsk y Lugansk y legalizar un estatus autonómico especial para Donbass», aspectos en donde las autoridades ucranianas ven precisamente la trampa, ya que un diálogo sin acotar las competencias que deben ser transferidas condena al fracaso cualquier esfuerzo de acuerdo. Los intentos de satisfacer a los separatistas pueden eternizarse sin obtener resultados.

Mientras tanto, la ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, provista de casco y chaleco antibalas, visitaba el martes a las tropas ucranianas destacadas en la «línea de separación» con las fuerzas rebeldes de Donbass, el frente. El día anterior, estuvieron allí sus colegas de Austria, República Checa y Eslovaquia.

El lunes, tras reunirse con su homólogo ucraniano, Dmitro Kuleba, Baerbock declaró que los europeos «no miramos hacia otro lado. No olvidamos a las personas cuyo destino está en juego en este conflicto. Estamos del lado de Ucrania», recalcó.

Fuente: ABC