El expresidente y ahora candidato republicano, Donald Trump, dio a conocer más detalles sobre la eventual profundización de la reforma tributaria ejecutada en 2017 bajo su administración.
Los nuevos recortes impositivos apuntan directamente a favorecer a las clases medias y bajas, que se posicionan cada vez más como el núcleo de sustentación política del Partido Republicano.
Trump propone eliminar completamente todos los impuestos aplicados sobre las horas extras de trabajo, dando así un incentivo fundamental para la expansión de la oferta laboral. En un contexto en donde la población envejece y se acentúa la tendencia hacia la disminución de la tasa de actividad laboral, esta medida impositiva ataca directamente a las consecuencias del problema demográfico (al menos en el mercado laboral).
“Las personas que trabajan horas extras se encuentran entre los ciudadanos más trabajadores de nuestro país y durante demasiado tiempo nadie en Washington ha cuidado de ellos“, explicó Trump con franqueza.
El anuncio de Trump es ampliamente popular entre los trabajadores estadounidenses, que podrían percibir en nómina un aumento sustancial por el fruto de su trabajo adicional. El primer paso en esta dirección se tomó durante el año fiscal 2019, cuando el presidente Trump elevó la elegibilidad tributaria del pago por horas extras hasta los USD 35.568 dólares al año (un aumento del 50% con respecto a 2018), lo cual benefició a más de 1,3 millones de trabajadores.
Esta vez, la propuesta avanza mucho más, y pretende alcanzar a la totalidad de la masa salarial, para que ningún trabajador estadounidense vuelva a pagar impuestos por trabajar horas extras.
La segunda gran rebaja tributaria anunciada en el prontuario de propuestas de Trump es la eliminación del impuesto a los ingresos a todos los jubilados, pero también a pensionados y personas que cobran algún tipo de asistencia social por desocupación o discapacidad. De aprobarse la reforma de Trump, todos estos ingresos quedarán exentos del pago de impuestos directos federales.
Se estima que 67 millones de estadounidenses cobran cheques del sistema de la seguridad social por jubilación, pensión, seguro de desempleo o discapacidad (entre otras cosas), y las rebajas impositivas del candidato republicano apuntan a dar un alivio para este sector, en contraposición con Kamala Harris que pretende subir generalizadamente los impuestos del Gobierno federal.
Fuente: Derecha Diario