En un reciente y peligroso episodio, Jorge D’Onofrio, ministro kirchnerista de Transporte de la Provincia de Buenos Aires, mencionó que la provincia podría considerar su independencia de Argentina.
En declaraciones realizadas a radio Splendid AM 990, D’Onofrio afirmó: «Yo podría estar planteando hoy, incluso como dirigente bonaerense, que vayamos a una reforma constitucional para ver si salimos del Estado Nacional, porque si la Provincia de Buenos Aires hoy fuera un Estado, sería el PBI más rico de Latinoamérica, y estamos subsidiando al resto de las provincias«.
Este tipo de afirmaciones no solo son irresponsables, sino que también representan un grave peligro para la unidad del país, ya que la declaración de D’Onofrio es prácticamente un llamado a la fragmentación del país.
Además, la idea de que la Provincia de Buenos Aires podría separarse del resto de Argentina es una provocación que, lejos de ser constructiva, solo busca generar conflicto entre las demás provincias y el Estado nacional.
D’Onofrio se apoya en la interpretación del pacto de San José de Flores, aludiendo a que «la provincia de Buenos Aires tiene la facultad de emitir moneda propia y puede recuperar la representación de sus exportaciones«.
Sin embargo, esta interpretación selectiva ignora el contexto histórico y político que subyace a tales acuerdos. La autonomía y los derechos provinciales son esenciales, al igual que lo es la integración y la unión entre las distintas jurisdicciones que conforman la República Argentina.
No es la primera vez que el gobierno ultra kirchnerista de Axel Kicillof plantea la posibilidad de una separación del Estado Nacional. Estas repetidas afirmaciones indican un patrón preocupante que amenaza la unidad del país y puede poner en peligro a toda una nación.
La historia argentina está marcada por conflictos territoriales y regionalismos que, en su momento, causaron profundas divisiones en la sociedad. Las declaraciones del ministro kirchnerista significan reabrir esas heridas, lo cual es irresponsable y podría tener consecuencias desastrosas.
En lugar de fomentar discursos de odio que promueven la división, los dirigentes políticos deben actuar con responsabilidad y trabajar para construir un marco de diálogo con el Gobierno de Javier Milei, que fortalezca la unidad nacional y permita el desarrollo del país.
Asimismo, la desastrosa administración de Kicillof debería dejar de lado estas peligrosas ideas de separatismo y centrarse en resolver las cuestiones que realmente le importan a los bonaerenses, como la educación, la salud y la seguridad.
En lugar de abrir un debate sobre la independencia y la destrucción de la nación, el gobierno provincial debería concentrarse en mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, algo en lo que viene fracasando desde hace varios años.
Las declaraciones de D’Onofrio y la posición del gobierno de Axel Kicillof en torno a este tema son, por tanto, motivo de profunda preocupación.
Fuente: Derecha Diario