El medicamento tiene el potencial de mejorar la calidad de vida de las personas que viven con una forma rara y hereditaria de esclerosis lateral amiotrófica al estabilizar la función muscular con el uso a largo plazo.

Un fármaco, todavía en fase de investigación y desarrollado para tratar una forma rara y hereditaria de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), ha reducido los signos moleculares de esta enfermedad mortal y paralizante y ha frenado la neurodegeneración; sin embargo, a los seis meses el fármaco no mejoró el control motor ni la fuerza muscular, según los resultados de un ensayo clínico de fase 3 realizado en 108 pacientes y dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (EE.UU.).

Lo positivo de los resultados es que los investigadores hallaron pruebas de que el uso a largo plazo del fármaco podría ayudar a estabilizar la fuerza y el control muscular, un hallazgo que calificaron de alentador. Los datos se han publicado en «The New England Journal of Medicine».

Los participantes en el ensayo son portadores de mutaciones en un gen llamado SOD1 que crea una versión mal plegada de una proteína del mismo nombre, que provoca la ELA.

El ensayo demostró que el fármaco -tofersen- reduce los niveles de SOD1 y también de una proteína de los neurofilamentos, un marcador molecular del daño neurológico.

Al final del periodo del estudio controlado por placebo, se ofreció a los participantes la opción de recibir tofersen como parte de una extensión abierta que durará hasta otros años 4 años y medio.

En esta prórroga abierta había dos grupos de participantes: los que habían tomado tofersen desde el principio y los que habían recibido un placebo durante seis meses antes de empezar a tomar tofersen.

Un análisis intermedio a los seis meses de la ampliación reveló una diferencia significativa en la función motora entre los que empezaron a tomar el fármaco antes y después.

Después de un año con el fármaco, algunos participantes mostraron una estabilización de la fuerza y el control muscular, un hallazgo relevante para una enfermedad caracterizada por un declive implacable.

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El pasado mes de julio, las autoridades sanitarias de EE.UU. (FDA) aceptó la solicitud del nuevo fármaco de Biogen como tratamiento de la ELA relacionada con las mutaciones de SOD1.«Este es un paso emocionante y esperanzador hacia la búsqueda de una terapia para la ELA relacionada con SOD1», reconoce el investigador principal Timothy M. Miller, , de la Universidad de Washington.

«Hemos visto evidencias claras de que el fármaco ralentiza el factor iniciador -una mutación de SOD1- así como el proceso de la enfermedad neurodegenerativa. No observamos una mejora clínica sustancial a los seis meses, pero la estabilización de la función y la fuerza en plazos más largos sugiere que las personas pueden tardar en curarse del daño ya causado.

La gran mayoría de las personas que viven con ELA experimentan un curso descendente implacablemente progresivo, por lo que la estabilización de la función durante la extensión de la etiqueta abierta es realmente notable».

En España hay más de 3.000 personas que padecen ELA. Esta enfermedad mortal mata las células nerviosas que controlan la marcha, la alimentación y la respiración. Pocas personas sobreviven más de cinco años tras el diagnóstico.

Mutaciones en el gen SOD1

Alrededor del 2% de los casos de ELA está causado por mutaciones en SOD1. Tofersen es un oligonucleótido antisentido, una molécula basada en el ADN que interfiere en las instrucciones genéticas para la construcción de proteínas. La molécula está diseñada para bloquear la producción de la proteína SOD1.

El ensayo de fase 3 se llevó a cabo en 32 centros de 10 países e incluyó a 108 pacientes de ELA con mutaciones en SOD1. «Los datos publicados son esperanzadores para la comunidad de la ELA debido a que no hay actualmente tratamientos que puedan ralentizar o detener la progresión de la enfermedad», señala la coinvestigadora Merit Cudkowicz.

«El fármaco tiene el potencial de mejorar la calidad de vida de las personas que viven con SOD1-ALS al estabilizar la función muscular con el uso a largo plazo, lo cual es un desarrollo extremadamente prometedor», añade.

«La mayoría de los participantes en curso en nuestro centro han recuperado y/o mantenido varias de sus actividades de la vida diaria, y nuestros exámenes y mediciones de fuerza corroboran su historia de mejora, estabilización o ambas», destaca Robert Bucelli, cuyo centro de la Universidad de Washington, atendió a 10 participantes.

«Como clínico neuromuscular, el privilegio de presenciar esto de primera mano ha cambiado mi forma de pensar sobre este y otros trastornos neurodegenerativos relacionados y devastadores».

Aunque los resultados de este ensayo sólo se aplican a las personas con ELA causada por mutaciones en SOD1, podrían aportar información que podrían beneficiar a personas con otras formas de la enfermedad.«Siempre he creído que la ELA es una enfermedad tratable», agrega Miller.

 

 

 

 

Fuente: ABC